martes, 17 de diciembre de 2013

Carta al niño Jesús

Querido niño Jesús.

Cuando era pequeño, te tenía una especial admiración. Eras el importante en mi Belén. Eras quien le daba sentido a todo ese Nacimiento. Sin tí, ¿a dónde irían mis aldeanos a ofrecer sus peces y leche?, ¿para qué iban a despertarse mis figuritas de pastores?, ¿qué pintaban María y San José en una cueva de roñas de pino con una mula y un buey?

En Adviento y Navidad, yo caía en la cuenta, ¡y me alegraba! porque tú nacías de nuevo. Yo descubría que tú nacías en mi familia, en mi casa y también en mí.





El tiempo ha pasado, querido niño Jesús; ya peino barbas, y mi mundo ha cambiado. Sin embargo, sigues estando en mi Belén y te sigo celebrando en cada Navidad, pero de una forma diferente, verás.

Mira, niño Jesús, yo no creo que vengas solamente en Navidad. Yo creo que permaneces siempre. Nos quieres tanto a las personas, que no te puedes conformar con venir un día al año o una época determinada. Nos quieres tanto, que no serías capaz de hacerlo entre paréntesis. Nos quieres tanto, que te haces presente (te encarnas) en un niño pequeño... ¿hay algo que nos enternezca más que un bebé? Y hasta nos quieres tanto, que nos comprendes y acompañas cuando te encerramos en una figurita de barro y somos más sensibles hacia tí por un tiempo determinado.

Querido niño Jesús, te seguiré dando un beso cuando pase delante de tí en mi Belén, porque mi figurita de plástico pintado que te representa, me recuerda que estás vivo, me recuerda que eres un Dios-con-nosotros, que nunca ha fallado a los suyos.

Curiosamente, cuando escribo esto, leo algo que ha dicho hace unas horas el Papa Francisco:

"Dios camina con su pueblo. Dios no ha querido venir a salvarnos sin historia. Él ha querido hacerse historia con nosotros”. "Una historia, que va de la santidad al pecado. En esta lista hay santos, pero también hay pecadores. Los pecadores de alto nivel, los que han hecho pecados gordos. Pecadores que no han respondido a todo lo que Dios pensaba para ellos.

"Hace historia con nosotros. Es más: cuando Dios quiere decir quien es, dice: ‘Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob’. ¿Pero cuál es el apellido de Dios?. Él toma de nosotros el nombre para convertirlo en su apellido. ‘Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Pedro, de Marietta, de Armony, de Marisa, de Simón, ¡de todos!’ De nosotros toma el apellido. El apellido de Dios es cada uno de nosotros”. Él, nuestro Dios, ha hecho historia con nosotros, ha tomado el apellido de nuestro nombre”, “se ha dejado escribir la historia por nosotros”. “Nosotros, escribimos esta historia de gracia y pecado y él va detrás de nosotros”.

“Su alegría ha sido compartir su vida con nosotros. El Libro de la Sabiduría dice que la alegría del Señor está con nosotros. Acercándose la Navidad, da que pensar: si Él se ha hecho historia con nosotros, si ha tomado su apellido de nosotros, si Él ha querido que nosotros escribiésemos su historia, al menos, dejemos nosotros, que Él escriba nuestra historia. Esta es la santidad: ‘Dejar que el Señor escriba nuestra historia’. Esta es la esperanza de Navidad para todos nosotros. Que el Señor te escriba la historia y que tú dejes que te la escriba. ¡Así sea!”.

Querido niño Jesús, se despide uno de los tuyos. Uno al que has tomado el apellido con cariño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario